lunes, 29 de octubre de 2012

Sanguijuelas en los presupuestos

Austeridad, crisis, recesión, recortes… Llevamos ya unos años inmersas en estas palabrotas, y los presupuestos proyectados para 2013 no van a introducir ningún cambio. Ya se ha comentado mucho sobre lo austeros que son, y sobre la gravedad de las consecuencias de los recortes que incluyen, por lo que no se comentaran aquí.
Básicamente, los Presupuestos Generales para 2013 se adaptan a una previsible disminución de los ingresos del Estado a través de una disminución de los gastos que el gobierno estima menos importantes. Estos gastos son la sanidad, la educación, las prestaciones de jubilación y desempleo, la cooperación (lista no exhaustiva) de los cuales la mayoría de la población depende para su bien estar. Mucho se ha comentado sobre la cuantía de estos gastos, pero el tema de la financiación del Estado ha quedado olvidado. No es de extrañar, ya que el apartado correspondiente a los presupuestos esta relegado al final de éstos, sin ninguna tabla recapitulativa. No obstante, su análisis es muy instructivo.

(Todas las cifras están en millones de euros – algunas partidas, como sanidad, educación, etc. no aparecen ya que su presupuesto es muy bajo en relación al total)
En otro artículo [1], hemos detallado los mecanismos de endeudamiento del Estado, por lo que aquí solo trataremos de sus consecuencias. Para hacer frente a los vencimientos de deuda de 2013, se estima que el gobierno necesitará emitir deuda por un valor de 159 mil millones de euros. Es una suma comparable al total de los gastos del Estado (primera columna de la gráfica). Por lo tanto, a lo largo del año 2013, el gobierno subastará a través del Tesoro Público un 20% del Producto Interior Bruto (una vez incluidos el déficit y las aportaciones al Mecanismo Europeo de Estabilidad). O sea, durante todo 2013, los poderes financieros decidirán si acceden a prestar dinero al Estado, o si les es más rentable hundirlo en la miseria, dependiendo de las medidas que tome el gobierno.
Si añadimos al presupuesto de gastos los vencimientos de deuda para 2013, como hacen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para todos los países en los que han intervenido, el servicio de la deuda (pago de intereses más reembolso del capital vencido) supera ligeramente los 60% del presupuesto. Si, ¡el 60% del presupuesto estatal irá directamente a los bancos! Es decir, tenemos a un enfermo, el Estado, que sufre una crisis económica tremenda, al cual se le intenta curar aplicándole unas sanguijuelas, que le extraen la sangre (el dinero), para entregarlo a los bancos. Si bien la sangría se abandonó como cura en el siglo XVIII, ya se demostró hace 80 años que su equivalente en economía tampoco servía para superar una crisis, aunque los economistas oficiales siguen elogiando su aplicación.
La gráfica anterior también permite visualizar otro fenómeno interesante. Si repudiamos la deuda del Estado [2], nos libramos de casi todas las necesidades de financiamiento, ya que no pagaríamos los vencimientos de deuda (“vencimientos” en la tercera columna), y tampoco los intereses de la deuda (“deuda” en la primera columna), que equivalen más o menos al déficit previsto para el año 2013. Es decir, ¡si repudiásemos la deuda, el presupuesto de 2013 estaría equilibrado! Obviamente, estos presupuestos incluyen recortes inaceptables, por lo que habría que tomar medidas adicionales para financiar los incrementos en sanidad, educación, prestaciones sociales que la ciudadanía necesita urgentemente. Estas medidas adicionales podrían ser la lucha contra el fraude fiscal, la erradicación de los paraísos fiscales, el aumento de la fiscalidad a los más ricos o a las grandes empresas [3].
Estas medidas son solo unas reformas que permitirían alejar la presión de los mercados financieros, con vistas a cambiar a medio plazo todo el modelo productivo y social de esta sociedad capitalista, que ha fracasado desde todos los puntos de vista (humano, ecológico y económico). ¡Juntas podemos!

Yves JULIEN
Patas Arriba – Plataforma para una Auditoria Ciudadana de la Deuda (Valencia)
patasarribavlc@gmail.com - auditoriavalencia@gmail.com
http://patasarribavlc.blogspot.com.es/

[1] http://patasarribavlc.blogspot.com.es/2012/02/presupuestos-del-estado-espanol-y-deuda.html
[2] para detalles y ejemplos de cómo repudiar la deuda mediante auditoria, ver http://patasarribavlc.blogspot.com.es/ y http://www.cadtm.org/
[3] para más información sobre estas medidas, ver http://www.attac.es/

http://patasarribavlc.blogspot.com.es/2012/10/sanguijuelas-en-los-presupuestos.html#more

domingo, 28 de octubre de 2012

Los servicios sociales: el desconocido sistema de protección social

Estamos asistiendo a una gran movilización por parte de la ciudadanía en general y de los empleados públicos en particular en defensa de los servicios públicos, ante el gravísimo ataque que están sufriendo por los recortes presupuestarios que imponen las administraciones estatal, autonómica y local.
 
Entre los servicios públicos, se citan expresamente a los servicios de seguridad, justicia, cultura, etc. y aquellos de “carácter social” como son la sanidad, la educación y las pensiones, olvidando a los servicios sociales

Por qué este olvido, por qué el Sistema Público de Servicios Sociales es el gran desconocido de los sistemas de protección social, el invisible, el difuso, el que se asocia a la atención exclusiva a l@s ciudadan@s en situación de exclusión social, pobreza, marginación, etc. Por este desconocimiento, se trata del sistema de bienestar social más vulnerable ante la precarización y el desmantelamiento de los servicios públicos, incluso con riesgo de producirse un retroceso hacia la España preconstitucional al vincular sus prestaciones a la beneficiencia, que fue el sistema de acción social anterior a la democracia en nuestro país.
Es por ello que nos proponemos en este texto ofrecer información que permita acercar a la ciudadanía al más joven de los sistemas de protección social en España y posteriormente reflexionar sobre el impacto que las medidas de recorte económico tienen sobre la vida de los ciudadanos en general y de forma especial en los sectores más vulnerables y desfavorecidos de la sociedad.

Esta propuesta de información se realizará a través de distintos textos, dada la amplitud de la misma, comenzando por abordar las razones para la confusión y el desconocimiento de los servicios sociales públicos:
En este país, nadie tiene dudas sobre lo que es la Sanidad, la Educación o el sistema de Pensiones. Cualquier persona, por escasa formación que tenga, tiene una idea de cuál es el contenido de los sistemas de protección social anteriores, incluso, es probable que sepa que todos ellos son parte de lo que llamamos Estado del Bienestar.  Sin embargo, eso no ocurre con los Servicios Sociales, un sistema de corto recorrido histórico en España y al que le faltaron determinadas condiciones para identificarlo, visibilizarlo y consolidarlo, lo que hace que, al día de hoy, no sólo la ciudadanía identifica mal lo que son los Servicios Sociales, es que ni siquiera los políticos hacen un buen uso del término, lo que en esta época de crisis económica, pone en riesgo de mayor vulnerabilidad a este sistema.

Entre las razones que han hecho de los Servicios Sociales un sistema desdibujado y confuso para la ciudadanía, para los propios profesionales del ámbito y para la clase política (es mayor la ignorancia o confusión cuanto mayor es su lejanía del ámbito local), podemos encontrar las siguientes:

El concepto y sus diversas denominaciones.
En una primera acepción, se entiende por Servicios Sociales, las actuaciones de la política social que se desarrollan en el denominado Estado de Bienestar: Sanidad, Educación, Vivienda, Empleo, etc. En una segunda acepción son: el conjunto de medios técnicos, humanos, materiales y económicos que se ponen al servicio de la ciudadanía para, utilizando métodos de trabajo social, contribuir a su bienestar y adaptación a su entorno social. Podemos decir que el sistema público de Servicios Sociales está constituido por el conjunto integrado y  coordinado de programas, recursos, prestaciones, actividades y equipamientos destinados a la atención social de la población y gestionados por las Administraciones Autonómica y Local.

En los diferentes territorios, las Consejerías y las Concejalías han utilizado el término “Servicios Sociales” de modos muy diversos y en muchas ocasiones,  su contenido ha quedado oculto  tras un nombre que abarca más servicios  (por ejemplo: Consejería de Acción Social, Servicios de Atención a la Ciudadanía y Empleo, etc.). Tampoco existe una única denominación para hablar de los servicios sociales prestados por las entidades locales, ya que a éstos se les conoce como  servicios sociales generales, básicos, comunitarios o de atención primaria.

Al día de hoy, muchas personas no tienen una idea clara de lo que son los Servicios Sociales. El problema es que tampoco los políticos se atreven a nombrarlos, lo que supone, en un contexto de grave crisis económica  y la aplicación de políticas tan neoliberales,  un riesgo para su invisibilización y posterior  desmantelamiento, a pesar de ser ahora especialmente necesarios y  de que el gasto que conllevan se encuentra muy por debajo de la media europea.

Su contenido abstracto y genérico.
Si recogemos la finalidad de los servicios sociales que señala,  por ejemplo, la Ley 11/2003 de la Comunidad de Madrid, ésta es la promoción del bienestar de las personas, la prevención de las situaciones de riesgo y la compensación de déficits de apoyo social, centrando su interés en los factores de vulnerabilidad o dependencia que, por causas naturales o sobrevenidas, se puedan producir en cada etapa de la vida y traducirse en problemas personales. Dentro de la misma ley, se señala como su objetivo  el de asegurar el derecho de las personas a vivir dignamente durante todas las etapas de su vida, teniendo cubiertas las necesidades sociales.

Esta pretensión tan abarcadora del bienestar ciudadano no ayuda a comprender lo que son estos servicios. Cualquier persona puede identificar y recordar mejor aquello que tiene relación con su vida personal; en ese sentido, hubiera sido importante que la ciudadanía al menos conociera con claridad cuáles son los servicios y prestaciones que se  ofrecen y gestionan en los Centros de Servicios Sociales de todo el territorio nacional:  ayuda a domicilio, teleasistencia, centros de día o el salario social (con sus diversas denominaciones, según la Comunidad Autónoma), del que ahora no se habla pero que ofrece un mínimo de subsistencia a las familias sin ningún ingreso económico, por citar algunos de ellos.

Ausencia de una ley marco estatal que garantice derechos básicos en todo el territorio nacional.
El derecho a los Servicios Sociales no aparece reflejado en la Constitución de forma explícita.  Promulgada ésta, no se llegó a elaborar una ley-marco de Servicios Sociales que fuera el referente para las posteriores leyes autonómicas. La Constitución declara que la asistencia social es competencia exclusiva de las Comunidades Autónomas y han sido éstas, en virtud de dicha competencia legislativa de “Asistencia Social” atribuida por la Constitución y contemplada en sus respectivos Estatutos de Autonomía, las que han ido aprobando leyes de Servicios Sociales o de Acción Social, según sus propias denominaciones. Entre 1982 y 1993 todos los gobiernos autonómicos desarrollaron, mediante leyes, sus respectivos sistemas de servicios sociales en todas las Comunidades Autónomas. Entre los años 1990 y 2000 se fueron desarrollando los Servicios Sociales y comenzaron a aprobarse leyes autonómicas de segunda generación e incluso tercera (en dos de las Comunidades Autónomas). 

Aunque ha habido un avance de reconocimiento de derechos en las últimas leyes autonómicas, los servicios, prestaciones o recursos no se han garantizado como derechos subjetivos. La ciudadanía tiene derecho a recibir atención social pero eso no significa que se conceda una prestación concreta, ya que en la práctica, esos derechos son discrecionales, asociados a partidas consignadas en los presupuestos. 

Las Corporaciones Locales, teniendo en cuenta el  principio de descentralización territorial así como el de autonomía municipal que le otorga la Constitución, han asumido actuaciones de Servicios Sociales de acuerdo con el mandato de dar respuesta a las necesidades sociales en el contexto más cercano a la ciudadanía. La Ley 7/1985 Reguladora de las Bases del Régimen Local (actualmente en proceso de reforma por el gobierno actual), estableció la competencia municipal en la prestación de Servicios Sociales, con carácter obligatorio para los municipios mayores de 20.000 habitantes.

A falta de la ley estatal, en 1988, el gobierno socialista implantó un instrumento básico de cooperación económica y técnica entre los tres niveles de la administración pública: El PLAN CONCERTADO DE PRESTACIONES BÁSICAS. Este Plan nació para  apoyar el establecimiento de una Red Pública Municipal de Servicios Sociales mínimos. El objeto del Plan Concertado era articular la cooperación económica y técnica entre las tres Administraciones  que permitiera garantizar unas prestaciones básicas a las personas en situación de necesidad. El Estado otorga a las CCAA, mediante la firma de los respectivos convenios-programa, una serie de recursos económicos que deben ser destinados a los servicios sociales gestionados por las Corporaciones Locales con la finalidad de impulsar el desarrollo de una red pública de servicios sociales.  Las prestaciones que el Plan señala como básicas son: 1) Información y orientación; 2) Ayuda a domicilio y otros apoyos a la Unidad de Convivencia; 3) Alojamientos Alternativos; 4) Prevención e Inserción social y 5) Cooperación social y Fomento de la Solidaridad.

El Plan podía haber contribuido a reducir las desigualdades en el territorio español. Sin embargo, ha ido perdiendo fuerza progresivamente, disminuyendo también la financiación hasta el punto de destinar en los Presupuestos generales del Estado  del 2012  un 42,4% menos  a dicho Plan Concertado que el año anterior. La corresponsabilidad financiera no ha sido muy rigurosa y han sido las administraciones locales quienes han tenido el mayor peso de la financiación de servicios y prestaciones sociales, al menos en los grandes municipios. Dependiendo de la sensibilidad social del equipo de gobierno, de los recursos económicos del ayuntamiento en cuestión (no olvidemos su capacidad de generar ingresos a través de la calificación de terrenos y su contribución a la burbuja inmobiliaria) o del interés por la modernización de la administración y su expansión pero sin preocuparse por la deuda acumulada, como es el caso del Ayuntamiento de Madrid,  los Servicios Sociales se han estado prestando en todos los municipios del país, pero generándose también grandes desigualdades en los distintos territorios a la hora de acceder a las prestaciones y recursos.

El sistema de Atención a la Dependencia.
El expresidente Rodríguez Zapatero, presionado por Europa, el pacto de Toledo o las organizaciones de Mayores y Discapacitados y, seguramente por su tendencia a pretender ser el pionero e impulsor de las políticas sociales más llamativas y mediáticas, aprobó la  Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía personal y Atención a las personas en situación de Dependencia, con lo cual, terminó de contribuir a crear una mayor invisibilización y confusión sobre el sistema de Servicios Sociales. En vez de articular ambos sistemas para convertirlos en el verdadero 4º pilar del Estado de Bienestar, creó otro sistema paralelo que sí otorgaba derechos subjetivos a las personas dependientes (fundamentalmente, las personas mayores y los discapacitados), que ya estaban siendo atendidos desde los Servicios Sociales de Atención Primaria (municipales) y los Especializados (de ámbito municipal y autonómico), perdiendo con ello la oportunidad de integrar la Dependencia en los Servicios Sociales y fortalecerlos, dotándolos de un nuevo valor y dejando clara a la ciudadanía sus derechos y las prestaciones asociadas, equiparándolo al resto de sistemas de protección social.

Desde el principio, el nuevo sistema protector presentó problemas institucionales, financieros y de gestión, y varias Comunidades Autónomas boicotearon su aplicación y/o se resistieron a dar protagonismo a los Servicios Sociales municipales evitando que fueran ellos quienes realizaran la valoración y concesión de los derechos por situación de Dependencia (ese es el caso de algunas Comunidades Autónomas, como  la de Madrid, enemistada su Presidenta con el Alcalde de la capital en los años anteriores). Además, dado que también el desarrollo y aplicación de la ley estaba en el terreno autonómico, se ha potenciado la desigualdad entre Comunidades Autónomas, ya que se ha prestado con distintos niveles de desarrollo y contenido.

Todo esto hace que, actualmente,  los políticos  hablen más de la Dependencia que de los Servicios Sociales, pero sin saber muy bien qué ofrecen ambos sistemas. Actualmente, ambos sistemas están afectados por la brutal política de recortes del gobierno.
Tal vez  todas estas razones sean la causa por la que técnicos y políticos han cuestionado tanto el sistema de Servicios Sociales impulsando continuas propuestas de mejora. También los/as trabajadores/as sociales, profesionales de referencia del sistema, se muestran muy a menudo insatisfechos por la sensación de falta de prestigio y apoyo institucional. 

Tras exponer las razones de la confusión e invisibilidad del sistema, podemos intentar describir sus características, al objeto de aclarar a la ciudadanía a qué se dedican los servicios sociales y las prestaciones que ofrecen, y que en estos momentos se encuentran en riesgo de reducirse gravemente e incluso desaparecer:

  • Se dirigen a personas y al ámbito familiar y social, su enfoque es comunitario y preventivo y sus funciones polivalentes; dan respuesta en el ámbito de la convivencia y la relación, con intervenciones de carácter preventivo, de atención integral a personas y familias.
  • Detectan y atienden necesidades sociales, mediante la provisión de  servicios tales como Información y Orientación sobre Servicios Sociales y otros sistemas de protección social,  Asesoramiento social, Atención a situaciones de desprotección social de menores, mayores y discapacitados.
  • Desarrollan programas, y promueven y gestionan, en su ámbito territorial, centros orientados a colectivos con problemáticas específicas.
  • Son prestados por equipos multiprofesionales, en los que se integran las unidades de trabajo social que prestan atención directa en todos los territorios, son profesionales de referencia y se ubican en centros de servicios sociales.
  • Gestionan ayudas y prestaciones sociales a Individuos, Familias, Grupos y Comunidades.
  • Se actúa en las áreas de necesidad de la Convivencia Familiar, la Relación con el Entorno, los Ingresos Económicos, el Empleo, la Vivienda, y la Salud, a través del Acompañamiento Social y las Prestaciones de carácter personal.
  • Proximidad, accesibilidad, transversalidad, coordinación, calidad y calidez, son valores inherentes a los servicios sociales.
Por todo ello, proponemos y exigimos la necesidad de continuidad del sistema público de servicios sociales, que en las últimas tres décadas ha contribuido a lograr una mayor cohesión social y que aporta en gran medida el ejercicio del derecho de todos los seres humanos a la igualdad de oportunidades y a la dignidad sin discriminación. 

El impacto de la crisis económica está proporcionando argumentos a quienes, movidos por una ideología neoliberal y conservadora, pretenden debilitar y en algunos casos eliminar el papel protector de la Administración Pública, del que es una manifestación significativa el Sistema Público de Servicios Sociales, mediante el recorte presupuestario, las llamadas “competencias impropias” de los municipios, etc.

Estos recortes presupuestarios producen un grave deterioro en las personas atendidas en la actualidad desde el sistema, personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, riesgo social, desprotección social (menores y mayores), familias desestructuradas y exclusión social extrema, a las que los servicios sociales, antes de los recortes, ofrecían garantías de derechos y cobertura de prestaciones para una mayor autonomía y calidad de vida.

Bibliografía
ALIANZA PARA LA DEFENSA DEL SISTEMA PÚBLICO DE SERVICIOS SOCIALES (2.011) Documento de referencia.
BREZMES, Mª JESÚS (2.009) Hacia un nuevo modelo de los Servicios Sociales Municipales. Documento elaborado para la Federación de municipios y provincias. Yntegra Consultores.
NAVARRO, V /TORRES LÓPEZ, J. / GARZÓN ESPINOSA, A. (2.011) Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar en España. Sequitur.
RODRIGUEZ CABRERO, G. (2.009) La nueva frontera del Estado de Bienestar. Diario EL PAIS ( 25 febrero  2.009).
ROLDÁN GARCÍA, E. / GARCIA GIRÁLDEZ, T. (2.006) Políticas de Servicios Sociales. Madrid. Edit. Síntesis.
SUBIRATS HUMET, JOAN y otros.( 2.007) Los Servicios Sociales de atención primaria ante el cambio social. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Pilar Martín y María Flores
EconoNuestra
 

martes, 16 de octubre de 2012

El pago por transporte sanitario, injusto e irracional

El Gobierno de Mariano Rajoy, fiel seguidor de los postulados políticos  neoliberales, pretende aplicar a la sanidad pública española la estrategia diseñada por el Banco Mundial, en los años 80 del pasado siglo, de desmantelar el Estado del Bienestar en los países desarrollados. Hace unos 20 años, este poderoso organismo internacional, dominado por las multinacionales de la salud y por países como Estados Unidos o Reino Unido, estableció, para hacer frente al crecimiento del gasto sanitario, que los usuarios de los sistemas de salud pagaran los servicios asistenciales en el momento del uso. Así pretendía reducir el consumo sanitario, potenciar los seguros privados  y reducir el gasto público.

Hasta ahora ningún gobierno se había atrevido a aplicar esta propuesta en España, por los costes políticos que podría tener, pero la crisis económica y la presión de la Unión Europea de obligar a los países a reducir gasto público para controlar el déficit,  están siendo utilizados como coartada por el Gobierno del Partido Popular para ponerla en marcha. Como consecuencia, el Real Decreto Ley 16/2012 establece – entre otras medidas, como el copago o la potenciación del aseguramiento- que el trasporte no urgente en ambulancias sea pagado por los usuarios del mismo. Este servicio permite que las personas con limitaciones físicas o enfermedades graves puedan acudir a los centros sanitarios para recibir quimioterapia para el cáncer, diálisis para la insuficiencia renal,  rehabilitación o consultas de especialistas.

Entre las razones que el Ministerio de Sanidad aduce como excusas para ponerla en práctica están la necesidad de combatir el fraude, el consumo irracional de recursos costosos o la insostenibilidad de la gratuidad del sistema (en el momento del uso). Sin embargo, estos argumentos no se corresponden con la realidad y  su aplicación puede tener una gran repercusión sobre la salud de un colectivo de personas muy necesitadas de atención sanitaria. Esta medida puede, paradójicamente, contribuir a  incrementar el gasto sanitario, la desigualdad social y la irracionalidad en el uso de los recursos.

En primer lugar, habría que recordar que la sanidad pública española es una de las menos costosas de los países desarrollados y que, en este país, la presión fiscal (que sirve para financiarla) está diez puntos por debajo de la media de la Unión Europea. En segundo lugar, las decisiones sobre los traslados son adoptadas por los médicos del sistema, por lo que, si existe abuso de las mismas, habría que actuar sobre ellos en lugar de sobre los pacientes que se limitan a aceptar las decisiones profesionales. Los usuarios del transporte no urgente en ambulancias son personas con graves discapacidades y con problemas físicos que les imposibilitan utilizar los transportes convencionales, tanto particulares como colectivos. Estos son, en su gran mayoría, pensionistas por edad o por enfermedad, y es de sobra conocido que las pensiones es este país son muy bajas (en torno a los 800 euros al mes de media), por lo que el pago de estos servicios puede suponer una carga económica insoportable para quienes los necesitan. Ello obligaría a muchos de ellos a renunciar a este transporte y a unos tratamientos necesarios para su supervivencia, para combatir el dolor, para mejorar su estado funcional o para evitar el agravamiento de sus problemas.

También hay que tener en cuenta a las personas que viven en el medio rural, que están más alejadas de los centros sanitarios, especialmente, en comunidades autónomas como Galicia, las dos Castillas o Extremadura, que tienen una gran parte de su población en estas zonas, muy dispersa y envejecida. Una parte importante de la ciudadanía tendría que hacer frente, por tanto, a grandes gastos en traslados a los centros especializados y estarían soportando una discriminación inaceptable. Además, existen numerosos estudios que muestran que los habitantes del medio rural, que no han tomado parte en las decisiones del Ministerio, tienen menos ingresos económicos y que más de la mitad de los hogares carecen de automóvil.  Por todo ello, esta medida es, además de injusta, irracional, y limitará el acceso de personas con mala salud y escasos recursos a tratamientos que necesitan.

Resulta inaceptable introducir barreras que limiten el acceso a los servicios a unos colectivos de personas con grandes necesidades asistenciales y que deberían, por ello, tener prioridad en la atención y los cuidados. Mientras se destinan miles de millones de euros a financiar  los errores y malas prácticas de los bancos, se derrocha el dinero en medicamentos innecesarios y costosos, o se abusan de los recursos tecnológicos (España presenta el mayor gasto en medicamentos y ocupa uno de los primeros lugares del mundo en consumo tecnológico, como consecuencia de la presión e influencia de la industria farmacéutica y de la electro-medicina sobre las administraciones sanitarias y los prescriptores), se pretende hacer pagar a quienes tienen menos recursos económicos y más necesidades de atención sanitaria.

Manuel Martín García
Presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP)
Público.es
http://blogs.publico.es/otrasmiradas/380/el-pago-por-transporte-sanitario-injusto-e-irracional/