Pero, a esta cifra hay que sumar los 853,50 M€ de gasto desplazado del 2010, realizado y cuantificado por el Departamento de Salud. Por lo tanto, la reducción efectiva será de 1.540,7 M€, es decir, una reducción del 15,6%, esto significa un gasto público en salud per cápita de 1.094,86€ nivel inferior en términos nominales al de 2006.
Si analizamos la evolución de las cifras del gasto público en salud per cápita en euros constantes –descontando la evolución de la inflación- tenemos que los 1.094,86€ de 2011 son 965,48€ de 2006 (año base), el gasto per cápita correspondiente al año 2003 en euros constantes es 1.043,92€ por lo tanto nos situamos a niveles de finales del siglo pasado.
Por lo tanto, la realidad de los presupuestos es de un recorte en salud mucho más profundo de lo que se ha querido aparentar.
Los recortes presupuestarios, obviamente, tendrán importantes efectos sobre el modelo sanitario y la salud de los ciudadanos y ciudadanas:
Con respecto al personal, hemos calculado que si en los Centros concertados se aplica una disminución del presupuesto de personal similar en términos porcentuales (-7,41%) a la del ICS (Instituto Catalán de la Salud) estaríamos hablando en total de una reducción de unos 356 M€ (126 M€ ICS y 230 M€ XHUP - Red hospitalaria de utilización pública). Esto nos lleva a prever que este recorte tendrá unos efectos de reducción de la ocupación que afectará al equivalente de 7.000 profesionales y trabajadores de sanidad con dedicación a tiempo completo. Los efectos laborales, sociales y económicos son tremendamente relevantes.
El efecto de los recortes sobre la degradación de los servicios públicos de Salud es evidente y actúan por dos vías: la menor actividad realizada y el deterioro de la calidad de la atención. Se cierran plantas en los centros de atención hospitalaria, se reduce la utilización de quirófanos, se retrasan intervenciones no diferibles , se suprimen servicios como los de atención continuada en varios CAPs (centros de atención primaria), se reduce la prestación de los servicios de transporte sanitario ( SEM ), etc. no se trata pues, de medidas que generan una cierta incomodidad. No, algunas medidas adoptadas ya y otras en fase de adopción tienen sus efectos: reducción de las prestaciones y, por lo tanto, aumento de las listas de espera y el deterioro de la actividad sanitaria afectando en mayor medida a los enfermos crónicos y a la población más vulnerable.
Los recortes no sólo constituyen una involución en el nivel de prestación sino también en las mejoras de eficiencia en el modelo sanitario gestadas en los últimos años -primaria y atención hospitalaria son vasos comunicantes-; la reducción del gasto del 12% en atención primaria colapsará de nuevo los centros de urgencia de los hospitales, por lo que también se produce un retroceso en los niveles de eficiencia de la atención sanitaria. Una medida no adquiere la categoría de eficiente porque simplemente la enunciamos como tal, ni pronunciar la palabra reiteradamente –a modus de “ mantra ”- otorga su propiedad.
¿Estamos gastando demasiado en salud?
Una forma de evaluar la suficiencia del nivel de gasto es efectuar su comparación con los importes públicos que se dedican a salud en el resto de países adelantados.
Si se mide en términos de gasto respeto el PIB, de acuerdo con los datos de Eurostat , se comprueba que en España en el año 2009 el sector público dedicaba unos recursos a salud equivalentes al 6,7% del PIB, cuantía inferior al gasto público medio en salud de los 27 países europeos que fue del 7,4% del PIB Europeo, diferencia que se acentúa si la comparación se efectúa con países como Francia (8,3%), Bélgica (8%) y Reino Unido (8,5%), por ejemplo. En Cataluña, el gasto público en salud lo hemos cuantificado en el 5,86% del PIB para el año 2009, claramente inferior tanto a la media española –es el 82,46%- como a la europea que es del 79,18%.
Aun así, si el análisis se efectúa en términos de gasto per cápita los resultados para España y Cataluña son todavía más decepcionantes . Con los datos del ejercicio 2008, España con un gasto público per cápita en salud de 1.554€ -de acuerdo con los datos d’ *Eurostat - se encontraba en el lugar 21 del ranking de países de la OCDE clasificados por la cuantía de los recursos públicos per cápita destinados al área de salud, y Cataluña por debajo, el 94,6% de la correspondiente española. El gasto público en salud per cápita española es el 81,8% de la media europea estimada en 1900 euros.
Una posible matización a estos resultados es contrastarlos con los niveles de renta relativos, lo cual vendría a señalar si nuestro nivel de estado de bienestar con respecto a salud se corresponde con nuestro nivel de renta relativo. Pues bien, España presentaba un nivel de renta per cápita el año 2008 del 103% respeto a la media europea (UE-27) muy similar a la de Italia (104%) y de Francia (106%) y, en cambio, como ya se ha visto que la distancia respeto a los recursos públicos que se dedican en estos países a salud son extremadamente significativos: se dedica por persona en términos de paridad de poder adquisitivo un 32% menos que en Francia y un 23% menos que en Italia. El nivel de renta de Cataluña está situado en el 120% de la media europea.
Así que los datos muestran que nuestro nivel de gasto público en salud es inferior al que correspondería respeto a nuestra posición de renta relativa en el marco de los países de la Unión Europea. En otras palabras, tenemos un Estado del Bienestar en el área de salud inferior a nuestro nivel de riqueza relativa respecto a nuestro entorno europeo. ¿Qué debemos hacer?
Los ingresos tributarios, ésta es la cuestión
No se puede hablar de gasto sin hablar de recursos, es decir de ingresos. Precisamente ésta es la cuestión clave del Estado del Bienestar en España y Cataluña: su clara y grave insuficiencia. Los datos hablan por si solos. Para la media de los países de la Unión Europea, EU-16, el total de ingresos el año 2009 sumaban el 40,2 % del PIB, en España llegaba apenas al 32%, es decir, 8,2 puntos porcentuales inferiores. En la EU-27 se estaba 7,6 puntos porcentuales por debajo. Este es el grave problema de las finanzas públicas estatales y catalanas: la insuficiencia de recursos.
Los menores recursos actuales, obviamente, son resultado de los efectos de la crisis en términos de menor recaudación, influida en gran parte por el hecho que en algunas comunidades autónomas, Cataluña entre ellas, el sistema impositivo se fue configurando excesivamente dependiente de los ingresos generados por las actividades inmobiliarias con lo cual han caído paralelamente con el estallido de la burbuja inmobiliaria y el hundimiento de la actividad en este sector. Esta sería el componente que ha afectado a todas las administraciones europeas, pero aquí tenemos elementos propios: la desfiscalización de las diversas figuras impositivas, la continúa introducción de privilegios que benefician profundamente a las rentas más elevadas hasta el punto que los ricos prácticamente no contribuyen o lo hacen en insuficiente medida al erario público y la permisividad con el elevado fraude fiscal que se ha calculado en niveles de más del 5 por ciento del PIB.
Reducir el gasto público en situación de grave crisis económica es una irresponsabilidad, disminuir el gasto público en salud es una injusticia social, recortar el gasto público en salud mientras se elimina parte del impuesto de sucesiones es inmoral.
La reducción de 150 millones de euros en el impuesto de sucesiones equivale a un tercio del presupuesto del Hospital Clínico de Barcelona, a la mitad del presupuesto del Consorci Mar Parc de Salut, a un 10% superior al presupuesto del Consorcio Sanitario de Terrassa. Los 150 millones dejados de recaudar del impuesto de sucesiones nos daría para gestionar el presupuesto de dos entidades y media como el Consorcio Sanitario de la comarca del Anoia o construir y equipar dos hospitales o comprar seis edificios a razón de 25M€ cada uno (cómo el 2 de Mayo).
Implantar mejoras de gestión y organización que generan ahorro de gasto
Obviamente, hay recorrido parar implantar mejoras de gestión y organización que generen ahorros de gasto.
Una de las fuentes que permitiría un mayor ahorro se encuentra en el campo de los medicamentos. En Cataluña, en el año 2010, el gasto en medicamentos de dispensación ambulatoria fue de 1.849 M€. Esta cifra supone un 20% del presupuesto del CatSalut . A esta cifra haría falta añadirle el gasto en medicación hospitalaria, que para el ICS supuso 222,25 M€, de forma que se puede suponer que el gasto de medicación hospitalaria con cargo al CatSalut fue entre 350 y 500 M€.
En España y en Cataluña el consumo de medicamentos supone entre un 25 y un 30% del gasto sanitario total, un porcentaje entre 5 y 15 puntos porcentuales más elevado que el de otros países de la UE15.
En los últimos 20 años el coste de los medicamentos para el sistema de salud ha crecido a tasas interanuales siempre más altas que el IPC, pese a las diferentes medidas aplicadas, incluidos los copagos.
Hay propuestas sobre la política de los medicamentos:
· Selección centralizada de los medicamentos más idóneos para el conjunto del sistema de salud, con negociación de sus precios. Introducción de sistemas de precios relacionados con el valor terapéutico de los medicamentos.
· Prohibición total de la promoción comercial a los centros de SNS , públicos y concertados.
· Sistemas de información sobre medicamentos y terapéutica independientes de la industria farmacéutica, propios del sistema de salud.
· Formación continuada organizada desde el mismo sistema de salud. Dejar de acreditar oficialmente los cursos organizados o patrocinados por compañías farmacéuticas.
· Creación de comisiones fármaco-terapéuticas en todas las áreas sanitarias, con la función de garantizar la participación profesional y la gestión clínica en terapéutica, seleccionar las recomendaciones terapéuticas y los medicamentos de elección, garantizar y acordar la continuidad asistencial entre hospitales, atención especializada y atención primaria, concretar la formación continuada, y hacer un seguimiento de las prácticas preventivas y terapéuticas y sus resultados.
· Establecimiento de sistemas de incentivos según indicadores de prescripción de medicamentos y uso de otras tecnologías sanitarias
· Potenciar la implicación de la ciudadanía y en especial de las personas usuarias.
Ha más temas en los que seguir trabajando (el Centro de Análisis y Programas Sanitarios está trabajando en un informe para otoño):
· Reducción, sinergias, fusiones entre proveedores. Optimizando ofertas de terciarismo, de compras, servicios comunes, innovación, etc .
· Potenciar la Primaria con más capacidad para ser más resolutiva y hacer el papel de coordinación de la atención sanitaria obteniendo ganancias de eficiencia
· Implicar a los profesionales y a la ciudadanía con instrumentos de participación real en el sistema.
Pero de todo esto no se habla a la hora de proponer los recortes. Está claro que recortando de forma lineal y generalizada no se aborda ni se atiende a ninguna posible fuente de ineficiencia.
No hemos visto ningún estudio, ningún análisis, ningún informe por parte del Departamento de Salud que guíe los recortes, dónde se hayan detectado las ineficiencias reales existentes, los problemas de desigualdad presentes y que proponga las soluciones adecuadas.
Pero quizás sí que no se trata de esto, quizás no se trata de ahorrar detectando ineficiencias, aprovechando la fuerza de la situación para afrontar la mejora de las prestaciones. Quizás se trata de otra cuestión, se trata del deterioro de la reputación del sistema público de salud.
¿Y por qué? Porque 9.000 millones de euros en salud son insuficientes para tener un Estado del Bienestar homologable a la media europea, pero paradójicamente son muchos millones para la codicia del capital financiero. Para obtener oportunidades de negocio y para adoptar soluciones dramáticas, primero debemos tener un problema gordo. ¿Lo teníamos? Quizás estamos en la fase en que intentan generar este problema. No lo debemos permitir.
NOTA: [ 1] Este texto de análisis de los recortes en Salud se basa en gran parte en el documento ”Análisis del presupuesto de Salud 2011 y propuestas alternativas para mejorar el sistema público de salud” elaborado por el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (www.caps. cat ).
Agustí Colom es profesor de la facultad de Economía y Empresa de la UB. Santiago Marimón es economista y m iembro del Centro de Análisis y Programas Sanitarios (www.caps. cat ) . Toni Tuà es miembro de la Secretaría de Polítiques Socials de la CONC (CCOO de Catalunya) y miembro del Centro de Análisis y Programas Sanitarios.