sábado, 28 de julio de 2012

Gasto Sanitario dedicado a la Docencia MIR (Médicos Internos Residentes)

En la entrada anterior[1] expuse la situación de la formación médica especializada en España comparándola con la del resto de países europeos concluyendo que el sistema de formación MIR (Médico Interno Residente) es de los mejores posibles porque produce unos especialistas bien formados y con un prestigio reconocido a nivel internacional. 
 
Pero ¿cuánto cuesta al sistema nacional de salud formar a sus propios especialistas?
 
Pues según recoge la Estadística del Gasto Sanitario Público del Ministerio de Sanidad,  Servicios Sociales e Igualdad[2], en 2010 se dedicaron 979.717.000 euros, de los que 965.383.000 euros se gastaron en remuneraciones del personal y 14.333.000 euros en consumo intermedio. Ese dinero se gastó en formar a algo más de 26.736 residentes en formación médica especializada y los cerca de 1.500 residentes en Farmacia, Psicología, Física, Química, Biología y Bioquímica[*].
 
Este gasto incluye el pago de nóminas a residentes y el gasto de los cursos formativos, ayudas a congresos y resto de actividades formativas. Lo que no incluye es el pago a tutores porque, hoy por hoy, tutorizar a un residente es un acto voluntario no remunerado. 
 
Un Residente firma un contrato en formación con el Servicio Sanitario Público en el que va a hacer la especialidad en el que se incluye una actividad dual, tanto formativa como asistencial. Esta peculiaridad formativo-asistencial es la esencia del método docente porque permite una formación específica en  el puesto de trabajo de manera que el residente va adquiriendo conocimientos y habilidades obtenidos no solo de su autoprendizaje, sino enriquecidos por la transmisión de conocimientos tutor-residente y por la experiencia directa con los pacientes. De esta manera se consigue un profesional que se va capacitando gradualmente para desarrollar mayores responsabilidades asistenciales conforme progresa en su formación, estableciéndose una relación inversa entre la supervisión del tutor y la experiencia demostrada. Así, un MIR de último año (4º ó 5º según especialidad) está ya en condiciones para ofrecer una atención de calidad a los usuarios del sistema sanitario.
 
No obstante, esta misma actividad dual tiene dos vertientes que es necesario esclarecer. Desde el punto de vista formativo, es evidente que el residente se forma mejor conforme atiende a más y más pacientes, la resolución de las casuísticas individuales que se presentan con cada paciente son las que conforman la madurez y el grado de experiencia de un profesional, por lo tanto, cuanto mayor sea su actividad asistencial, mejor formación.
 
Pero, por otro lado, la actividad asistencial que prestan (recuerdo que más autónoma conforme progresa en su formación) también tiene en sí misma un valor económico que se puede medir, ya que actúa como personal sanitario del servicio sanitario público y, por ende, cubre una cuota asistencial en recursos humanos que, de no existir el MIR, produciría un coste derivado de la necesidad de contratación de especialistas para llevar a cabo la asistencia sanitaria de cada servicio hospitalario. Esto puede interpretarse como lo que cada residente paga por su formación.
 
Aunque hay una gran variabilidad entre las diferentes Comunidades Autónomas del Estado, voy a hacer un análisis de lo que sucede en la Región de Murcia. Para ello, voy a utilizar los datos de las Puertas de Urgencias hospitalarias.
 
La frecuentación declarada a urgencias por 1.000 habitantes/año en Murcia (593,09) se aproxima bastante a la media de España (547,39)[3] y es un dato indicador de la gran presión asistencial que se produce en estos servicios y que, mientras que nuestros políticos y gestores no sean capaces de organizar con sentido común y eficiencia la asistencia de urgencia en nuestro país, no queda más remedio que adecuar las plantillas de profesionales sanitarios que han de atenderlas a las necesidades de la demanda.
 
El personal médico dedicado específicamente a esta atención lo forman los adjuntos de puerta (médicos especialistas) y, generalmente, los residentes de tres especialidades médicas: medicina de familia (más del 90%), medicina del trabajo y salud pública. Aunque esto es normal habitual, la relación adjunto/residente varía mucho de un hospital a otro. Hay hospitales con relación 1:1 (H. Reina Sofía) a otros con relación 1:3 (H. Morales Meseguer) o incluso peor (urgencias de pediatría del H. Virgen de la Arrixaca). Incluso dentro de esa relación, la proporción de residentes en los últimos años frente a residentes en los primeros años, también varía entre los hospitales[†]. Esto es responsabilidad del jefe de servicio y no parece que haya una normativa regional ni una supervisión directa por parte de las unidades docentes.
 
En función de todo ello, cuando un usuario solicita atención en una puerta de urgencias hospitalaria recibe una primera valoración rápida de su problema (triaje) por un adjunto o por un residente experimentado. En caso necesario, pasa a consulta (boxes) o, si presenta mayor gravedad, pasa a camas. En los boxes suele ser atendido por residentes de los primeros años (más o menos tutorizados según hospital y calidad docente de los adjuntos) y en caso de ingreso en camas su atención es efectuada por residentes experimentados o por adjuntos. 
 
Aquellos pacientes cuya complejidad patológica lo aconseje, son a su vez atendidos por el resto de las especialidades médicas del hospital (medicina interna, cardiología, traumatología, etc.) manteniendo el mismo procedimiento de adjunto-residente. Sea como sea, lo cierto es que son pocos los casos en los que los pacientes no sean atendidos por médicos residentes y esto demuestra el gran peso específico que tienen los MIR en la prestación de la asistencia sanitaria de urgencias.
 
Una vez explicado el sistema hospitalario de atención de urgencias puedo ya argumentar el beneficio económico que el residente aporta al servicio murciano de salud
 
Tanto el salario mensual de un residente como la retribución de una guardia asistencial son significativamente menores que los de un adjunto. Para la obtención de estos datos he utilizado el Boletín Oficial de la Región de Murcia de 28 de febrero de 2012 sobre retribuciones del personal estatuario del Servicio Murciano de Salud para el año 2012[4]. En ella he ajustado los salarios medios brutos anuales de los médicos adjuntos especialistas hospitalarios (Incluye salario base + complementos de destino, específico y productividad fija+ pagas extra) y el pago por guardia en las modalidades de 17 y 24 horas de duración diferenciando entre  días laborales y no laborales y los he comparado con el salario de un residente y lo que cobra por guardia en las cuatro modalidades mencionadas. Aunque la eliminación de la paga extra de navidad, fue una medida posterior, en términos de porcentaje de salario adjunto-residente, tiene muy poca significación estadística. También he de destacar, que en los datos de los adjuntos, no se incluyen otros complementos como la antigüedad en la empresa (trienios). Así he elaborado la tabla que viene a continuación que expresa el porcentaje que cobra el residente en relación con lo que cobra el adjunto:
Diferencias en porcentaje (%)
Salario
Guardia 17 horas
Guardia 24 h
Laborales(1)
No laborales(2)
Laborales(1)
No laborales(2)
R-1
33,13
41,53
40,72
41,53
40,72
R-2
33,68
49,12
50,90
49,12
50,90
R-3
36,80
55,58
56,68
55,58
56,68
R-4
39,91
62,98
66,66
62,98
66,66
R-5
43,03
62,98
66,66
62,98
66,66
(1) Laborales: de lunes a viernes
(2) No laborales: sábados, domingos y festivos
Con estos datos, se puede afirmar que los MIR están contribuyendo significativamente a la sostenibilidad del sistema sanitario ya que, con ellos, el sistema se ahorra, en promedio, más del 60% en salarios y del 45% en pago de guardias hospitalarias. Y, dicho de otro modo, el residente paga por su formación más de lo que gana en salario.
En resumen, el sistema de formación MIR  le es muy rentable al sistema sanitario público por:
  1. No paga a quienes enseñan
  2. Obtiene más beneficios económicos que gastos de quienes forma
  3. Forma buenos profesionales que garantizan el futuro del mismo
Mientras que he estado elaborando esta entrada, no he dejado de preguntarme el por qué dedico parte de mi tiempo libre a analizar estos datos. ¿Qué nos está pasando a los sanitarios para que nos sintamos obligados a defender con argumentos incluso los aspectos más obvios que identifican al sistema sanitario público? ¿Acaso no son evidentes las bondades de la formación MIR que ya la quisieran para sí otros muchos países con economías más saneadas que la nuestra? ¿Por qué tanta incertidumbre y desconfianza en el futuro de la sanidad pública española?...
 
La verdad es que apenas hace 5 años nadie podría creerse que nos íbamos a encontrar en la situación actual, con un sistema nacional de salud cuestionado por su eficacia cuando es uno de los más eficaces del mundo, con un dramático cambio en la cobertura universal que ha pasado de ciudadano a asegurado de la Seguridad Social, con una prohibición expresa en la atención a las personas (inmigrantes no regularizados), con un recorte en los salarios de sus trabajadores cuando somos de los peores pagados de Europa, con un cierre de servicios de alto impacto social porque alguien los marca como de baja rentabilidad económica, …
 
¿Por qué estamos tan nerviosos los sanitarios? porque estamos empezando a comprender que nos gobiernan unos incompetentes, altamente ineficaces y sin catadura moral alguna en lo que se refiere a los valores de lo público.
Y, si no, lean la siguiente entrada →


[*] Datos estimativos
[†] Datos obtenidos de entrevistas personales
 
José Martínez López
Apuntes para la reflexión sanitaria

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