(FADSP. Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública)
La Sanidad Pública
universal y de calidad ha sido la base fundamental para el desarrollo del
Estado del Bienestar y es uno de los pilares para asegurar la solidaridad y la
equidad dentro de una sociedad, pues supone el esfuerzo de las personas con más
poder económico y más sanas para permitir la atención sanitaria de los que
tienen menos y están enfermos.
En los últimos años hay una
campaña generalizada para desprestigiar y desmantelar los sistemas públicos de
salud, coincidiendo con el auge del neoliberalismo, que quiere privatizar los
sistemas sanitarios públicos y que busca en ellos una oportunidad de negocio.
Esta tendencia internacional
hacia el desmantelamiento de los sistemas sanitarios públicos afecta a todos
los países en mayor o menor medida. En España se observan intentos por avanzar
en la privatización de un sistema sanitario que goza de gran aprecio
internacional, precisamente por su universalidad, fácil accesibilidad y
carácter equitativo.
Sin embargo, la privatización no
se realiza de la misma manera en todas las CCAA, porque depende, en gran
medida, tanto de la voluntad política de los gobiernos autonómicos como de la
capacidad de los ciudadanos y de las fuerzas sociales para evitarlo. Son las
CCAA gobernadas por el PP donde se han producido ataques más serios contra la Sanidad Pública ,
como sucede en Madrid o Valencia, por citar solo las más significativas.
En esta campaña privatizadora
juega un papel fundamental la estrategia de convencer a la opinión pública de
las ineficiencias y problemas de funcionamiento del sistema sanitario público,
cuando son los neoconservadores y neoliberales los principales responsables de
esta situación mediante la introducción de nuevas formas de gestión empresarial,
que con la disculpa de innovar, lo que en realidad buscan es poner por delante
el ahorro, olvidando la calidad de la atención sanitaria.
Además, la introducción de
formulas de gestión empresarial facilita la privatización de los centros,
manteniendo la financiación con dinero público y olvidando que estas nuevas
formas de gestión son modelos ya ensayados en el Reino Unido, donde han
conseguido encarecer la construcción y puesta en marcha de los nuevos
hospitales cuatro o cinco veces más que los del modelo tradicional. El
funcionamiento de los mismos, con dos empresas distintas coexistiendo en el
mismo centro, y el aumento de los gastos administrativos que supone el
incremento de la burocracia, ha demostrado deficiencias importantes en cuanto
al cuidado de la salud de los pacientes y un encarecimiento de los costes y
problemas con la gestión, tal y como ha señalado la Organización Mundial
de la Salud.
Los grandes perdedores de estos
cambios que se avecinan serán los ciudadanos, porque la calidad de los
servicios sanitarios empeorará, y porque los modelos privatizados tienen unos
costes muy superiores. Los ciudadanos se verán obligados a pagar para poder
utilizar los centros asistenciales y, a la postre, una parte de la población,
la más pobre y la más enferma, se verá excluida de los sistemas sanitario.
Recordemos el ejemplo de EEUU, donde 47 millones de personas no tienen derecho
a ninguna atención sanitaria a pesar de ser el país del mundo que tiene un
mayor gasto sanitario.
La falta de interés político por la Sanidad Pública se
concreta en la masificación y en las listas de espera para intervenciones
quirúrgicas, para las consultas de los especialistas, las pruebas diagnósticas
y, mas recientemente, para los médicos generales y pediatras. Todo ello desde
una política de premeditado descrédito de la Sanidad Pública ,
pues está claro que este es el primer paso para conseguir un apoyo ciudadano a
su privatización.
Y se trata solo de los primeros
pasos, puesto que hay una estrategia de avanzar de manera lenta y continuada
hasta conseguir que el derecho a la protección de la salud deje de ser un
derecho de todos los ciudadanos y pase a ser un privilegio para aquellos que
puedan pagársela, dejando para los demás un modelo similar a la antigua
beneficiencia.
Todavía estamos a tiempo de
salvar un Sistema Sanitario que esta valorado entre los mejores del mundo, por
la calidad de sus servicios y sobre todo por su carácter universal, gratuito y
solidario. Por eso hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos y
profesionales de la salud a movilizarnos en su defensa. No podemos permitir que
la Sanidad Pública
se convierta en un negocio en el que unos pocos se beneficien a costa de la
salud de todos.
Para adherirse al manifiesto :http://fadsp.com/manifiesto.htm
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