En un artículo sobre la
insensatez de unas políticas de austeridad que en lugar de remediar la crisis
lo que hacen es perpetuarla, Paul Krugman señalaba que la parte fundamental de
los recortes en gasto público recae sobre la educación, aunque “dejar sin
trabajo a cientos de miles de maestros no parece el mejor modo de conquistar el
futuro”.
Lo más grave es que estos
recortes se nos presentan como una medida transitoria, como una consecuencia
obligada de la crisis, superada la cual todo volverá a ser como antes, cuando
en realidad hay motivos fundados para sospechar que de lo que se trata es de
aprovechar la crisis para realizar una “reforma de la educación” en la que sólo
se mantenga como gratuita una enseñanza destinada a formar peonaje, mientras la
formación superior se reservará a quienes puedan costearse las elevadas tasas
que habrán de exigir unas universidades que recibirán cada vez menos recursos
públicos.
Esto se ha podido ver con
claridad en el caso de Estados Unidos, donde el movimiento de “reforma” comenzó
mucho antes de la crisis, con el objetivo declarado de reemplazar la educación
pública por la concertada. Como ha declarado Teri Adams: “Nuestro objetivo
final es cerrar las escuelas públicas y dejar tan solo escuelas privadas, devolviendo
la responsabilidad por el pago a los padres y a organizaciones privadas de
beneficencia”.
Estas “organizaciones privadas”
son fundaciones “benéficas” como la
Bill and Melinda Gates Foundation, que figura en primera
línea en la lucha contra la escuela pública y a favor de escuelas gestionadas
con criterios empresariales, donde los profesores, sometidos a unas condiciones
de contratación precarias, están destinados a la tarea de comunicar unos
contenidos previamente fijados, en una enseñanza que aspira tan solo a
transmitir conocimientos puntuales, cuya adquisición pueda controlarse con
exámenes y pruebas. Muchas de estas escuelas concertadas confían a empresas
especializadas las tareas de contratar al profesorado, desarrollar los
programas de estudio y mantener la disciplina.
Con programas semejantes actúan la Walton Family
Foundation (de los propietarios de los almacenes Wal-Mart, la mayor empresa
privada del mundo por el número de sus empleados, que se ha distinguido siempre
por su oposición a los sindicatos), la Broad Foundation
(ligada a AIG) o la Dick
and Betsy DeVos Foundation (de los propietarios de Amway; Betsy DeVos es
hermana de Erik Prince, el fundador de la empresa militar Blackwater,
responsable de numerosos crímenes en Irak y Afganistán).
Que el propósito de la “reforma
de la educación” sea desarrollar un sistema eficaz de adoctrinamiento de
valores resulta todavía más visible en la universidad, donde la escasez
creciente de los recursos públicos favorece la actuación de fundaciones empeñadas
en realizar el programa, que la
Universidad de Cervera defendía ya en 1827, de combatir
contra “la peligrosa novedad de discurrir”.
En este terreno destaca la
actuación de Charles Koch, propietario de una de las mayores fortunas de
Estados Unidos, que rechazó la sugerencia de Warren Buffett de que los ricos
pagasen más impuestos, porque prefiere emplear su dinero en actividades como
las de financiar candidatos de derechas en las elecciones o influir en la
enseñanza superior de la economía y en combatir desde la universidad los
estudios acerca del cambio climático, para evitar que se implanten unos
controles ambientales que perjudicarían a sus industrias, que figuran entre las
más contaminantes de Estados Unidos.
Se ha dicho que controla en la
práctica la George Mason
University, donde el vicepresidente ejecutivo de Koch Industries, Richard Fink,
enseña en la facultad de Economía, y se sabe que financia proyectos y becas en
otras muchas. En Troy University, por ejemplo, participó en una donación de 3,6
millones de dólares destinada a crear un centro de economía dedicado a combatir
la idea de que las crisis económicas se pueden evitar regulando los mercados.
En el caso de la Florida State
University consta que la
Fundación Charles Koch ofreció millones de dólares para el
departamento de Economía, a condición de que los candidatos contratados para
enseñar debían ser aprobados por un comité designado por la fundación (que
rechazó a un 60% de los sugeridos por la universidad) y de que podría retirar
los fondos si no estaba de acuerdo con los resultados alcanzados.
A lo que conduce una evolución
semejante de la enseñanza se puede advertir en lo ocurrido en Chile, donde la
privatización realizada por Pinochet, que los gobiernos de la Concertación dejaron
sin enmienda, ha dado lugar a que lo que empezó como una protesta de los
estudiantes, quejosos de una educación que “se sigue reduciendo al
entrenamiento de habilidades funcionales para el mundo laboral y debilita la
formación de personas que puedan convertirse en ciudadanos y ciudadanas activos
y críticos”, ha acabado transformándose en un conflicto social de gran
amplitud.
Que las cosas se están planeando
entre nosotros con las mismas intenciones lo revelan las palabras de Esperanza
Aguirre, que anuncian un futuro en que, con crisis o sin ella, “no toda la
enseñanza” va a ser gratuita.
Josep Fontana. Historiador.
Público
http://blogs.publico.es/dominiopublico/4037/ensenanza-publica-y-democracia/http://blogs.publico.es/dominiopublico/4037/ensenanza-publica-y-democracia/
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