Lo llaman “ahorros”,
“remodelaciones”. Para los que gobiernan no existen los recortes.
Buscan coartada en la “productividad” (como si los CAP y los hospitales
fueran una fábrica que produce en cadena y las personas poco menos que
simples piezas) y han llegado a afirmar que el incremento de las listas
de espera son inocuas y no perjudican la salud. En su enorme desfachatez
nos quieren vender que troceando el servicio público de salud y
subastándolo al mejor postor privado, “mejoran su eficiencia” y, a medio
plazo, aseguran su supervivencia…. Será la supervivencia de una lápida
en el cementerio de lo público, porque si se lo permitimos, tendremos
que seguir siendo quienes pagamos más impuestos y, además, REPAGAR por
la educación y la sanidad –nuestra y de las generaciones que nos
sucederán– mientras nos escamotean estos y otros servicios esenciales y
derechos humanos y constitucionales.
Pero conviene no sólo ponerse en pie, sino levantar la vista y
analizar lo que está sucediendo en el mundo para darnos cuenta de que no
estamos solos en la voluntad de un cambio global. Quizás estas breves
notas ayuden a no sentir que la lucha por una sanidad mejor es una lucha
aislada, sino que cobra sentido en una dinámica global, integrada y
cada día más fuerte, en todo el planeta, por otro mundo posible:
1 .- La precarización de la salud pública es global, no se limita a
un solo país, afecta a toda la civilización y en especial a los países
más afectados por la crisis, por la deuda o por la marginación.
Cualquier análisis y valoración de la situación sanitaria debería
incluir el deterioro de los determinantes de salud en tiempos de estafa
social como los que vivimos, y valorar su dimensión en intensidad y en
los distintos países y territorios para intentar responder a la pregunta
de qué debemos y podemos hacer para colaborar y conseguir una
globalización solidaria y en positivo de la salud.
2 .- Cualquier ataque a la salud representa un ataque paralelo a la
autonomía de las personas y a la calidad de la democracia. Vale la pena
considerar que el derecho a la SALUD Y la AUTONOMÍA son también
necesidades básicas, universales, que las políticas económicas, a todos
los niveles, deben atender. Y un Gobierno que defraude en el
cumplimiento de este cometido, comete de hecho fraude contra la
ciudadanía.
3 .- La salud se sitúa en uno de los epicentros de la lucha entre
economía y política, entre las instrucciones del neoliberalismo y los
derechos y necesidades de las personas. Esto significa que su defensa
supera –al tiempo que las integra– las reivindicaciones laborales,
sindicales o de usuarios. Desde Dempeus per la Salut Pública
entendimos desde el principìo que es importante que la participación y
la lucha ciudadanas acompañen y sean parte integrante de la acción
social y política a todos los niveles.
4 .- Hay que aunar pues todas las voluntades posibles y detener
cuanto antes las políticas de privatizaciones, recortes,
externalizaciones de los servicios. No sólo suponen un serio deterioro
en la equidad para quienes trabajan en el sector y para la ciudadanía en
su conjunto, sino que intervenir en este campo es también una tarea
civilizadora, una tarea que permite que la humanidad avance en una
manera de vivir más humana y más digna.
5. Hay que mirar los países del entorno para entender el futuro que
nos espera si no actuamos, aunque un buen avance ya lo tenemos en las
salas de urgencias de muchos hospitales de nuestro país. La U.E. (y Grecia
es un buen ejemplo) es un territorio donde las desigualdades se
incrementan, al tiempo que desde Bruselas se preconizan los recortes en
los servicios públicos de países que deberían ser soberanos a fin de
“salvar” las instituciones crediticias privadas y una moneda (el euro)
que desde su inicio supuso graves amenazas para los trabajadores y
trabajadoras de todos los países que lo adoptaran, a excepción,
naturalmente, de Alemania. Desde la problemática de la sanidad pública y
los recortes deberíamos pues, replantearnos un retorno a la Europa
partisana de la democracia, del protagonismo recuperado, en poder y
palabra, de la ciudadanía.
6 .- La salud no es una mercancía. Hay que denunciar los negocios
escabrosos y casi delictivos que se hacen para intentar convertirla en
un bien de consumo en lugar del derecho que es y debe seguir siendo. (En
Europa, el derecho a la salud, como el Estado del Bienestar que lo
acompaña, se consiguió después de luchas, una guerra injusta y
demasiados sacrificios por parte de la mayoría de la población: no es,
como nos quieren hacer creer, un regalo de un capitalismo magnánimo, ni
una alocada época de despilfarro en servicios públicos que con la crisis
“conviene” y “es sensato” revertir).
Es URGENTE, también, la necesidad del CAMBIO DE POLITICA ECONOMICA en
temas sanitarios y de salud. Naturalmente, no votes a los partidos que
nos han defraudado, pero sobre todo denuncia sus mentiras, piérdeles el
miedo, riéte de su absurda pomposidad, no les creas… y denúncialos,
en sus maniobras y sus fraudes, porque sus políticas en beneficio de
unos pocos están poniendo en riesgo nuestra salud y nuestra vida.
Angels M. Castell
Punts de Vista
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