Acabo de leer una circular de la Red de Bibliotecas de Castilla-La
Mancha, recién gobernada por el PP, con el siguiente contenido:
"(…)
para el año 2012 no habrá por parte de la Dirección General ninguna
asignación presupuestaria para las adquisiciones de ningún tipo de fondos ni para las actividades culturales. Ante esto, la Biblioteca comunica a todos los ciudadanos y usuarios que:
1.
Durante todo el año 2012 no podrá incorporar novedades: ni libros, ni
revistas, ni periódicos, ni documentos audiovisuales, ni ningún otro
material que suponga adquisición por compra.
2. El
servicio de sugerencia de compras (desideratas) queda suspendido. Sin
embargo la Biblioteca se compromete a seguir recogiendo sus desideratas
para valorar su incorporación a la colección, una vez se disponga de
presupuesto.
3. Las suscripciones a publicaciones periódicas no
se podrán renovar. Se podrá seguir disponiendo de los ejemplares
atrasados y los recibidos por donación.
4. Se suspenden las actividades culturales que supongan coste económico".
Lo
curioso es que, al a ir a comentar el tema a la bibliotecaria de mi
localidad, me dice la bibliotecaria que ya este año 2011, con
presupuestos del PSOE, no hubo dinero alguno para comprar libros ni
películas. En nuestro sistema de administraciones, las principales
competencias de educación y cultura corresponden a las administraciones
autonómicas. Imaginemos que tipo de cultura puede augurarse a los
miembros de una familia que tienen como criterio no comprar ningún libro
ni ninguna otra publicación. Eso es lo que ha decidido la Comunidad de
Castilla-La Mancha, y quien sabe si alguna más, con los gobiernos del
PSOE y del PP.
Mientras eso sucede, y es mi otra circunstancia
preocupante, los jóvenes y los sectores progresistas filotecnológicos no
dejan de reivindicar, en aras del acceso a la cultura, que se editen
los libros en formato digital, que desparezca el copyright de los
libros, que se puedan descargar de internet, que no se criminalicen las
copias, que se permita compartir en la red, etc... Se movilizan para
todo eso mientras los gobernantes deciden no comprar ni un sólo libro ni
una sola película para las bibliotecas de su barrio sin que nadie haya
reparado en eso, ignorando el modelo, en mi opinión, más social de la
cultura que son las bibliotecas públicas, para el que no hace falta
pagar cuarenta euros de conexión a internet.
Las bibliotecas
públicas son el mejor ejemplo de un cultura socializada compatible con
el acceso para todos los ciudadanos, los derechos de los autores y la
viabilidad de las editoriales y libreros. Muchas generaciones tienen su
primer acercamiento a los libros gracias a las estanterías de la
bibliotecas de sus pueblos y barrios, la ayuda de los bibliotecarios,
los clubes de lectura que allí funcionan, la adquisición de libros
sugeridos por los vecinos y lectores... Cualquier ciudadano que tenga
interés en un libro puede proponerlo a su biblioteca, conseguir que se
adquiera y así logrará no solamente leerlo sin soportar el alto coste
del libro, sino permitir que quede a disposición de sus vecinos y poder
mantener el sistema de creación y producción de libros. Este sistema
incluso se ha extendido a las películas, que también se estaban
incorporando a las bibliotecas. Tengo la sensación de que nadie repara
en que este sistema era todo un ejemplo de acceso gratuito a la cultura
pero que, como no formaba parte del espejismo tecnológico e internauta
dominante, nadie le prestaba atención. Tanto hablar de compartir en
internet virtualmente y se están olvidando de compartir físicamente. Al
final no se va a desarrollar la Ley Sinde, pero sí la no ley, pero sí
norma, de Sin Libros (y sin películas) en las bibliotecas.
Pascual Serrano
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